¿Cuál será la estrategía de la Iglesia? | Dr. Juan Melo

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Según las estadísticas del Banco Mundial, que son unas de las más serias que hay, la población de Centroamérica entro los años 50  era de 12 millones de habitantes. Actualmente es de 42 millones de habitantes, es decir, que entre esos años al tiempo actual, la población se multiplicó por tres veces.

La población centroamericana es la de mayor ritmo de crecimiento en América Latina, más que Sudamérica y México. Belice es uno de los países de Centroamérica con mayor tasa de crecimiento, con alrededor de 350 mil habitantes, crece el 2.5% de la población cada año. El promedio de crecimiento en Centroamérica es del 1.516%. El país que menos crecer es Costa Rica, con el índice más bajo.

En los años 50, la población rural de Centroamérica era la mayoría, es decir había más personas en el área rural que en la urbana, y más o menos estaban en el 67%. Actualmente la población rural es del  46%. La urbana está en el 54% y sigue creciendo. El grueso de la población es menor a los 25 años. Esos son datos aproximadamente generales.

La razón de todas estas estadísticas es para entender el tema del crecimiento de la población versus el Crecimiento de la Iglesia. Esto es algo que ningún líder en la Iglesia debe pasar por alto porque si no maneja esto, entonces no sabrá a dónde ir y por ende le será difícil saber cuál será la estrategia a seguir.

En base a este panorama, ¿ha pensado cuál debería ser la estrategia macro, sin hablar de la congregación local necesariamente, de la Iglesia con relación al futuro de aquí a cinco años o diez años?, ¿cuál debería ser la estrategia adecuada enfocada a diferentes edades como jóvenes y niños?, ¿es lo mismo el trabajo rural que urbano?

Los desafíos

Una de las dificultades que tienen las ciudades es que les falta tiempo. En la rural están más relajados, más tranquilos mientras que la gente en la ciudad está todo el tiempo apurada.

Una persona que vive en América Latina, toma aproximadamente dos horas diarias en ir y volver de su trabajo todos los días. Multiplicando eso por el número de días activos, son más o menos quinientas horas en el año que una persona pasa sentada en el tráfico. Son jornadas laborables de casi ocho horas. Imagine la cantidad de tiempo que se pierde y eso no está contabilizado en las horas laborables. Son horas fuera de lo laborable que invierte el ser humano urbano.

Esto más el cansancio y estrés que produce el tráfico, la inseguridad en la ciudad, las largas distancias que se van produciendo. Es imposible que la Iglesia urbana no haga ciertos cambios en sus estrategias.

Algunos cambios podrían ser la membresía descentralizada en la ciudad, es decir, una misma membrecía de una congregación. Iglesias que no son hijas, son satélites, y que cuenta con la misma membresía, administración centralizada y pastoral centralizado. Éstas pueden descentralizarse como el método de las iglesias satélites. Es un proceso descentralizado geográficamente con pastorales locales, que son los pastores de las filiales. También hay como 28 métodos reconocidos en cuanto a plantación y estrategias de plantación de iglesias, uno de esos es este y se aplica mucho a lo urbano.

La generación tecnológica

Esta es la es la primera generación en la historia de la humanidad que le enseña a sus padres. La humanidad está en esos tiempos y la Iglesia no puede descontextualizarse porque entonces se pierde en la historia. La iglesia tiene que ser como dijo el Señor Jesús: “astutos como la serpiente y mansos como la paloma”. Mansos en carácter, pero en la habilidad mental con astucia para poder hacer las cosas de una manera adecuada, usando lo que en la Biblia se conoce como el sentido común o la sabiduría. Es importante hacer un diagnóstico y ver dónde está la Iglesia, qué es lo que viene y cómo enfrentar los retos que le pueden hacer caer.

¿Desafío u oportunidad para la Iglesia?

El crecimiento poblacional, en realidad es una oportunidad, pero puede convertirse en un peligro cuando no se tiene la estrategia adecuada para enfrentarlo. Para muchos puede ser una sorpresa que en los últimos años la población centroamericana se haya triplicado. Sin embargo, algo que llama la atención en Centroamérica es que siempre se habla de porcentajes muy altos de evangélicos trinitarios: entre el 30, 40, 50, y algunos hablan hasta de 60% en algunos países.

Pero cuando se pregunta a los líderes denominacionales en los diferentes países, no cuadran los números. Una revista puede escribir cualquier cosa, pero un líder denominacional sí conoce sus números más de cerca y son más comprobables.

El Estado ecuatoriano hace un año y medio atrás publicó unas cifras duras donde se estimaba que el 3.7% de la población era evangélica, pero esto incluía mormones y los de Pare de Sufrir. Aunque lo más difícil fue conocer que el 3.2% de la población es musulmana. Nadie de los líderes de la Iglesia en Ecuador vio venir este “empate técnico”. Con relación al crecimiento de sectas musulmanas ahora en Ecuador hay gran cantidad de mezquitas que ya no tienen la figura de una mezquita porque choca con la cultura sino que son templos como de evangélicos, pero son mezquitas. Es necesario hacer un diagnóstico y ser realistas en las cifras.

Si se podría decir que la población evangélica es del 5% y hay un crecimiento poblacional del 1.5%, que es el promedio de Centroamérica, entonces hay que entender el crecimiento poblacional. Suponiendo que habría que bautizar alrededor de 4.725, casi 5 mil bautizos para mantener la curva y no empezar a decaer. Habría que ir por encima de este número.

La Iglesia necesita ser mansa como paloma y astuta como serpiente. Necesita estrategias que respondan a cómo se ve de aquí a cinco, diez o veinte años en su ciudad, en su país o en su denominación. Si la denominación y la iglesia local no empiezan a plantar iglesias, la próxima década se convertirá en un museo como le pasó a Europa con las denominaciones fuertes del avivamiento.

Ejercicio de diagnóstico:

¿Cómo saber si su denominación o iglesia tiene el impacto esperado, según el crecimiento poblacional?

Tomando el ejemplo de El Salvador y la denominación de las Asambleas de Dios que ha estado 86 años en el país y tiene aproximadamente una membresía de 275 mil discípulos[1], y la población de habitantes es más de 6 millones, 100%.

Se realiza una regla de tres simple. Entonces se multiplica la membresía de 275 mil por 100 y se divide para la población de 6 millones. El porcentaje de impacto es de 4,36% aproximadamente. Ese es el impacto actual durante los 86 años de existencia en el país. ¿Cuáles son los resultados de su denominación en su país?

[1] Datos provistos en sensibilización por Superintendente Nacional de Asambleas de Dios en sensibilización, El Salvador, 2016.

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Juan Melo, Coach en Plantación

Escribo sobre la plantación de iglesias desde la experiencia en el campo y desde lo que Dios me ha permitido ver en más 15 años de ministerio. Actualmente soy el Dir. para Latinoamérica de la Red de Multiplicación donde nuestra visión es ver una iglesia saludable representando el Reino de Dios en cada comunidad, por medio de equipar líderes con las herramientas y recursos para fortalecer y multiplicar iglesias saludables.

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